viernes, 13 de octubre de 2017

Sobre los mitos actuales de la arquitectura

Fredy Massad, argentino radicado en Barcelona, ejerce la crítica de arquitectura como "un estado de alerta desde el cual promover la duda, cuestionar mitos y generar debates, no para cautivar con nuevos dogmas sino para desestabilizar". Con este espíritu, se reproducen aquí fragmentos de su nuevo libro, "Crítica de choque", seleccionados por él mismo especialmente para este blog. 




Capítulo 1: La naturaleza de los dioses

En el análisis del ascenso del arquitecto como celebrity es indispensable tener en consideración una serie de aspectos existenciales, relativos a la definición de la identidad del yo contemporáneo. La exacerbación del individualismo, cuyos orígenes hay que remontar a fines del siglo XVIII e intensificada tras el trauma de las dos guerras mundiales, ha derivado en alentar «un narcisismo sin precedentes, de cuyos frutos emergen los egos más delirantes». La epidémica obsesión por uno mismo y el complejo de Erostrato que plagan hoy las redes sociales hallan su paroxismo en las figuras de las celebrities que, desde diversas categorías, conforman el universo mediático. De la misma manera que cada individuo hoy se convierte en espectáculo y mercancía a través de la articulación narrativa y estética de su identidad a través de las redes, a mayor escala y con alcance global, el star-architect cimenta su poder en su carisma, en una superioridad humana que halla su confirmación en la (por eso justificada) naturaleza de espectáculo de su arquitectura.
Muchos de quienes habían ostentado el rango de críticos de arquitectura se convirtieron no sólo en melifluos panegiristas sino también en incentivadores y beneficiarios de la construcción de edificios-estrella y del simultáneo refuerzo del poder que para cada arquitecto suponía auparse con el encargo de otro gran ícono.  No cabía razón contra la arquitectura icónica y los arquitectos estrella. Oponerse a ella o cuestionarla desataba reacciones viscerales, ataques mediante argumentos ad hominem.
(…) El uso de la positividad y el optimismo es un denominador común de este sistema mediático, sus narrativas y sus protagonistas,  así como el abuso de una supuesta transparencia. Estos personajes y sus relatos se elevan como una especie de héroes y verdades, con discursos tan vacuos como de fácil transmisión. El uso de esa falsa positividad se convierte en escudo que los hace intocables, impermeables a la escasa crítica que reciben y ante la cual, invariablemente, se victimizan.


Capítulo 2: El movimiento en falso

La idea de la cooperación con los países en vías de desarrollo, con tan buena prensa y admirada, es posiblemente la salida más apropiada para lavar las conciencias multiculturalistas: paternalistas, buenistas, eurocéntricas. De mantener disimuladamente la idea más pura del capitalismo y la superioridad colonialista. En ningún momento se plantea ni desea cambiar o modificar ese sistema desigualitario, esa brecha social, económica y cultural con la parte más desfavorecida del planeta, sino mantenerlo a base de pequeños gestos, asumiendo que el Otro siempre va a ser el necesitado y “nosotros” (los primermundistas, las clases superiores) seremos quienes les aportemos las “soluciones” a sus necesidades.
(…) Lo que quedó, y se consolidó, tras Small Scale, Big Change fue un astutísimo oportunismo sustentado y justificado por una fascinación buenista y que rebosa moralina paternalista respecto a esas situaciones. La falta de radicalidad de Small Scale, Big Change y sus derivados estriba en que no hay ningún interés en subsanar este déficit, de hacer algo ante el impacto de la crisis. El discurso es inocuo: en ningún momento se habla abiertamente de que la arquitectura haya de enarbolar la bandera de la construcción social sino que se recurre al gusto por el exotismo, el primitivismo, la austeridad y el buenismo sin plantear en ningún momento, ni desde los ideólogos ni desde la mayoría de los participantes, una catarsis ni una crítica al sistema. Porque seguramente todos se sienten cómodos en medio de éste.  
Sólo se pretende mantener el modelo perdido y esta alternativa, esta aparente nueva búsqueda ideológica y ética,  se plantea como una estrategia de supervivencia y, sobre todo, como una forma de negocio. Han sido y siguen siendo muchos los que aprovecharon este desconcierto abierto por la crisis económica para posicionarse dentro del establishment, cambiando los discursos pero raramente las formas. El mismo sistema se ha encargado de amansar, ablandar y digerir los discursos más radicales.

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Capítulo 3: La fascinación populista

La falta de conocimiento y el desinterés por Hispanoamérica que había caracterizado durante décadas al espíritu primermundista vino a jugar a favor de estos profetas carismáticos del neopopulismo que, como todo buen populista, hablan desde la emoción y azuzan el sentimentalismo de sus auditorios, llevando sus adanistas relatos personales de implicación con dramas colectivos hasta puntos melodramáticos y proponiendo soluciones cuasi-mágicas para problemáticas muy complejas.
(…) El problema fundamental que genera la construcción de estos héroes neopopulistas es la elaboración de ese imaginario falsario que han construido conjuntamente el primer mundo necesitado de nuevos ídolos y la predisposición de estos mesías hispanoamericanos por visibilizarse. Este tipo de relatos, este camino a la fama, muestra el desprecio y el clasismo totalmente contrapuestos a la construcción de un paisaje social de la arquitectura, que está dominada por la existencia de castas que se sienten a gusto con el incremento de la desigualdad y la precariedad y que construyen esta visión parcial, homogénea y convenida por ambas partes en un relato sentimentaloide que no se condice en casi nada con los hechos reales. Una farsa, una construcción neopopulista para el consumo eurocéntrico.


Capítulo 4: Impostura y demagogia

No ha sido sólo Aravena quien se ha inventado a sí mismo, sino que parecía existir la necesidad de inventarlo o de ser cautivados por un producto como él.  Si no, de ninguna manera se entiende que alguien haya exaltado tan enfervorizadamente a un arquitecto a través de tal titular y un retrato en primer plano en portada sólo a partir de la somera descripción de una idea que parece atractiva y prometedora. Y esa última frase de su texto resume la cuestión perfectamente: los hechos, la realidad, están frente a nosotros, y es una realidad sucia y grosera en lugar de la pobreza pintoresca que esperábamos encontrar pero se prefiere persistir en la fantasía en lugar de abrir los ojos para seguir sintiéndose bondadoso, solidario, idealista y radical.
(…) Alejandro Aravena no es un Robin Hood contemporáneo. Para quien todavía albergue alguna ilusión, la construcción de Aravena se asienta sobre los pilares del capitalismo cínico, de camisa blanca y de palabras suaves y calculadas. Lo mueve un ideario clasista. Aravena es un neopopulista nacido para anonadar a una cultura ávida de fascinaciones.


Capítulo 5: El estado de las cosas

La víctima del sacrificio ritual que formaba parte de las fiestas Targelias, que se celebraban en la antigua Atenas, recibía el nombre de pharmakos, vocablo del que procede fármaco, sinónimo de medicamento: la sustancia que «sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de ésta».  Ésa es, de hecho, la función que cumple la ejecución del chivo expiatorio y el cabeza de turco: evitar que todo un sistema caiga y arrastre todo consigo, para poder generar entre la comunidad la impresión de que todo ha retornado a su original limpieza y dignidad, de que el orden necesario ha sido restablecido. 
La caída en desgracia de Santiago Calatrava, propiciada sin duda por sus errores y pertinaz arrogancia, ha facilitado su conversión en el perfecto chivo expiatorio, una de las coartadas más torpes y socorridas para tapar la extensión total de los males de un tiempo construido sobre trampas, ficciones y vanidades.  Que la acusación hoy se centre exclusivamente sobre Calatrava y los puntos amarillistas de su trayectoria es una tosca forma de camuflar una situación mucho más grave y compleja, y de eximir de responsabilidades y sospechas a muchos otros arquitectos en este momento en que, como incipientes señales de cambios de tendencia económica,  empiezan a dejarse sentir argumentaciones bajo las que subyacen defensas y disculpas a los despilfarros o sobrecostos de muchos edificios estrella.
(…) Una de las pruebas que demuestran que la crisis no ha zarandeado nada es que la situación previa a la crisis y los estragos derivados de ésta han podido reciclarse en argumentos positivos. En este escenario neoliberal hasta se ha logrado torcer el fracaso para ganar prestigio con él.  Donde debiera haber disgusto y frustración por las ruinas de un tiempo excesivamente cercano se ha preferido hallar una poesía a reivindicar. 

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"Crítica de choque", por Fredy Massad
Bisman Ediciones-Universidad de Palermo
Buenos Aires, 2017
128 páginas
Precio $ 300,-

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