sábado, 28 de julio de 2018

Un hombre solo con un lápiz frente al mundo

Horacio Sardin, arquitecto, artista, pensador y escritor (no importa el orden), regala en su nuevo libro un muestrario de visiones a las que define como "Paisajes de Utopía", acompañadas por textos que rehuyen a toda definición.


Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto e imágenes de Horacio Sardin)


La casa conquista su parte de cielo sirve de pasto a los vientos con ella habito el universo morada con raíces en la tierra secreta fuentes vitales la nutren y cobijan descenso a la cueva primitiva erigida en la tierra ascenso astral a la colina lejos de las agonías humanas convida al hombre urbano a respirar cósmicamente morada viento-molinos cantores morada huerta-terraza cultivable morada mirador-testigo del universo morada anarquía-autónoma y libertaria cómo trozo de tierra atesora riquezas cósmicas.




No construir más comenzar la huelga reclamar nuestros derechos pensar idear soñar concebir asumir responsabilidades lanzar posturas éticas no hacer que lo establecido luzca atractivo ir a contracorriente para no perpetuar el atroz estado de las cosas incentivar nuevos rumbos concientizar políticas no cultivar la masturbación estilística convocar metalenguajes esenciales quebrar ese extraño humanismo occidental que arranca al hombre del mundo construyamos nuevos poblados allí donde son necesarios escuchemos al hombre común al gris sobreviviente de la megalópolis seamos su cómplice ayudémosle a reencontrar sus pasos perdidos fundando nuevos paisajes humanos.



Mucho tiempo permaneció oculto vedado para los hombres escondido detrás de los no lugares convertido en un no lugar alienado de la ciudad por la irrupción de la máquina la desidia y el desinterés marginado de la vida urbana por cobardía de los que deciden víctima de una planificación absurda transformado en basura química los rioplatenses sin río han perdido su rumbo. La ciudad llega al río hace las paces con la naturaleza reencuentro postergado y esperado como una nueva fundación el río recupera su protagonismo ser el inicio de todo se convierte en el mejor lugar donde todos quieren estar el hombre celebra el mágico paisaje en búsqueda del origen.




La visión aérea urbana es texto decodificable es la expresión de la vida de la cosmovisión de una civilización las cubiertas son protagonistas huellas y síntesis de un espíritu son los verdaderos espacios libres a recuperar en la ciudad para reencontrar el horizonte perdido y transmitir a través de ellas cuál es nuestra visión del universo Concebir ciudades y arquitectura mirando al cielo único elemento virgen que queda para enriquecer la cosmicidad del habitar permitir al hombre trepar a su cubierta sentir su cuerpo en movimiento y su espíritu fluir y mirar más allá de lo cotidiano para encontrar visiones del mundo y de sí mismo.



Concebir una arquitectura de la imaginación para sorprender emocionar cautivar escapar de los convencionalismos que restringen nuestros impulsos creativos proyectar atmósferas vivenciales para experimentar con los sentidos no rehusar de la poesía idear espacios existenciales no imitar no copiar no remedar inventar crear arriesgar desarquitecturizar la arquitectura devolverle libertad para construir nuevos universos y viajar a nuevos territorios desconocidos.




Amo las transiciones donde surgen los episodios mágicos y las atmósferas sorprendentes espacios de sabiduría ancestral de regulación de la relación yo-mundo edificios como seres entreabiertos con pieles sensibles al ambiente que se dilatan y tienen espesor. Es esencial quebrar la rigidez de una arquitectura devenida cárcel en la que nos sentimos confinados con solo generar algunas aperturas en su cáscara endurecida para que surja lo maravilloso.



El gaucho habitante de las pampas rechazaba los espacios cerrados vivía y moría a la intemperie recorría a caballo las extensas llanuras y elegía dormir al abrigo de las estrellas. La casa pampa evoca esa manera de vivir de habitar en el mundo su galería cultivada duplica la morada la cubierta se convierte en pasto a los vientos y mirador para la contemplación de la extensión infinita del paisaje en búsqueda de lo primigenio y lo cósmico.




Título: Paisajes de Utopía
Autor: Horacio Sardin
Editorial: Bisman Ediciones
Editor general: Hernán Bisman
Editor adjunto: Pablo Engelman
Diseño gráfico: Juan Pablo Sarrabayrouse
Cuidado de la edición: Bárbara Berson
Año: 2017

jueves, 12 de julio de 2018

Teoría y práctica del "sucucho"

La vivienda-estudio de los arquitectos rosarinos Elisa Fuscaldo y Sebastián Gómez: solución eficaz y manifiesto generacional.



Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto en base a la memoria de los autores)


Ícono. Sucucho es un nombre masculino, coloquial y despectivo. Quiere decir habitación pequeña, sucia, precaria, mal iluminada y mal ventilada. Lo llamamos “sucucho” y es nuestra vivienda-estudio. Sucucho es una forma irónica de referirnos a lo que buscamos cuando lo gestamos, o a cómo nació como idea. El objetivo inicial radicó justamente en eso, diseñar y ejecutar una vivienda-sucucho, entendida como un espacio pequeño en el que resolver nuestra casa y espacio de trabajo.


La ironía está en que, si un sucucho remite a algo precario, mal iluminado, mal ventilado, nuestro imperativo fue, desde el inicio, conseguir precisamente lo contrario, pero a su vez lograr esto en un espacio reducido que nos permitiera, por lo mismo, poder costearlo económicamente en las condiciones contextuales que precisábamos y deseábamos: una vivienda en un lote de Rosario de transición rural-urbana, tan recurrida en los últimos años como forma de adquirir lotes a costos accesibles, o cuanto menos en una proporción de costos lógica respecto a los costos de ejecución de obra propiamente –nos referimos a la realidad de mercado inmobiliario/constructivo actual: un lote urbano puede significar un costo igual o incluso superior al de ejecución propiamente de una vivienda tipo.




Contexto. Desde la perspectiva de estos dos frentes, encontramos como respuesta la premisa en cuanto al tamaño necesario del lote, a la par que el estudio, investigación y posterior determinación respecto a la vivienda a ejecutar en esas condiciones contextuales en particular. Sabíamos que podíamos adquirir a igual costo un lote urbano de escala de local o negocio comercial, que un lote tipo en el área metropolitana.



Dada la premisa anterior, de elección de contexto urbano, fijamos entonces a la vez la premisa arquitectónica y de recursos: la determinación de resolver nuestra vivienda en un lote de dimensiones ni inferiores ni superiores a 4x4 metros, en función tanto de recursos presupuestarios -del lote en sí mismo y consiguiente ejecución- como de posibilidades y potencialidades arquitectónicas. Encontramos entonces un local comercial sobre el cual operar, soñar y ejecutar este sucucho.


Materialidad. Siguiendo esta línea oscilante entre deseo, ideal y recursos concretos decidimos optar por un sistema constructivo tradicional, posible de ejecutarse con mano de obra no calificada y de bajo costo. Trabajamos con mampostería de ladrillos cerámicos con un recubrimiento completo en ladrillos comunes. El ladrillo colocado en este sentido nos permite operar con una especie de manto que protege, libera de la necesidad de posteriores tratamientos y, sobre todo, de poco o nulo mantenimiento en el largo plazo. Es además una pieza que se repite como unidad, y nos permite resolver en la manipulación de esa única unidad, una cantidad de situaciones distintas de permeabilidad de luz y filtro visual, además que distintas configuraciones del borde de contacto entre la masa construida y el exterior.


El ladrillo colocado de panderete en forma continua es superficie opaca, resistente y noble frente a las inclemencias de la medianera sur. Es también cubierta. Colocado apilado y liberando huecos es trama permeable a la luz, a la vez que filtro visual y además protección, que nos permite resolver un plano completo de luz en planta baja, resolviendo de todas formas el contacto directo a la calle con un eficiente filtro visual que cumple, además, las veces de seguridad y protección. Si quitamos unidades de la trama continua opaca, obtenemos huecos por donde entran puntuales rayos de luz que iluminan íntegro el hueco de escalera y a su vez que nos permiten un vínculo visual con el exterior sin invadir la privacidad del interior.


Sistema. La luz aparece en relación siempre a las operaciones en esta trama, tanto como en relación a las operaciones sobre la masa volumétrica. Formal y materialmente, trabajamos sobre la idea de una caja monolítica sobre la que operamos por sustracciones. Una primera sustracción resuelve el ingreso, como espacio de transición interior-exterior, haciendo las veces de “porche”. Una segunda arma el patio-balcón, que es foco visual de los dos niveles superiores, y que resuelve el borde interior-exterior como planos de luz: es un gran plano de luz el borde de este balcón respecto a la calle, y también son planos de luz los bordes entre este espacio de transición y los espacios interiores.


De esta operación resulta la doble altura del balcón, que compensa la huella reducida de este espacio en planta con el dramatismo de esta doble altura, que visualmente lo amplía, lo agranda en luz. Y que permite que una porción de cielo aparezca como foco visual.Una última substracción arma el espacio de terraza. Es el espacio abierto de mayor intimidad. Aunque totalmente rodeado de ciudad y densidad de construcciones, basta sentarse y mirar por encima de los parapetos, para encontrar sólo cielo, aire, luz. Y un acceso franco al sol.




Vínculos. Entre las operaciones sobre la trama continua de ladrillos y las operaciones sobre la masa volumétrica, existe una búsqueda orientada a configurar los espacios como una pausa, un punto intermedio, en la transición entre lo material tangible y lo material intangible. Los planos de luz son borde, o la opacidad de la trama de ladrillos continua es borde, o una transición entre una y otra situación es borde. La percepción de los espacios a la altura del ojo se relativizan con la divergencia de las alturas, los contrastes, las oposiciones.




En estas operaciones, los límites interior-exterior se desdibujan, las dimensiones también. Los valores absolutos se relativizan. No se trata de las dimensiones sino de las proporciones, no se trata tanto de la luz como presencia absoluta como de su aparición en distintas condiciones de filtro, de los reflejos y de sus miles de juegos de sombras. 


En un sentido programático, pero en la misma línea, no se trata de la cualidad sustantiva de los locales de la vivienda, como de las acciones que posibilitan: no existe el local cocina, existe la acción de cocinar; no existe el local oficina, existe la acción de trabajar; no existe el local living, existe la acción de sentarnos cómodos y reunirnos; no existe el local patio, existe la acción de salir al exterior y tomar sol.




Existe en esto una siempre presente relativización, divergencia, entre lo que cada espacio es objetivamente –una reducida huella de 4×4 m- y lo que resulta subjetivamente –espacios de vida-. Nos interpelamos sobre hasta qué punto las cualidades de luz, de visual, de elocuencia espacial, de optimización de equipamiento y mobiliario, pueden enriquecer no sólo la percepción sino además el uso de espacios que en otras condiciones subjetivas, pero iguales objetivas, resultarían mucho menos deseables para permanecer, para vivir.



Finalmente el sucucho nos encuentra posicionándonos en dos frentes, arquitectónico en particular y arquitectónico/urbano en general. Siguiendo la línea anterior, en primer término, arquitectónico, el sucucho nos significó, como intención y como desafío, la búsqueda del entendimiento de este espacio de vida no en términos de tamaño –reducido, sí- sino de escala, y esto mismo desde la óptica de lo que creemos que nos significa idear espacios en términos de arquitectura: pensar en términos de proporciones más que de dimensiones, de materia más que de materiales, de servicios o acciones más que locales programáticos, sobre el convencimiento de que del buen entendimiento de esto mismo, puede devenir lo que la arquitectura puede tener de mágica en el sentido de transformadora de una realidad que resultaría en otro sentido, mucho más acotada.




Investigación. Ampliando la mirada hacia lo arquitectónico/urbano, el sucucho nos implica además un posicionamiento respecto al rol de la vivienda contemporánea hoy. Para quienes estamos en esta franja etaria de inicio de un proyecto de vida, existe un completo sistema de endeudamiento para llegar a construir la casa para toda la vida, estática, concluyente, admitiendo además en ese marco, resignadamente, todo tipo de limitaciones. Creemos en una vivienda que admita etapas, pero aún así sea eficiente desde su inicio, que admita flexibilidad, mutaciones, en el marco de un presupuesto mucho más acotado que signifique una inversión inicial y no una deuda de por vida, y con la perspectiva de, en el mediano o largo plazo, ampliarse, transformarse.


Dentro de sí misma o en otra, en otro lugar y otro programa, pero sobre la base de una eficiente inversión inicial capaz de valorizarse en el tiempo y no sujeta, por el contrario, a caer en un ciclo de continua precarización, como es el caso de muchos proyectos de vivienda actuales que no pueden finalizarse ni construirse con calidad, o que se ejecutan en áreas de nulo equipamiento urbano, mucho menos mantenimiento.


Por último, en un sentido de macroescala, entendemos que subyace a esta aventura del sucucho un posicionamiento respecto a la ciudad: creemos y apostamos a una ciudad que se construya sobre la intervención sobre sí misma, sobre su densificación donde todavía hay tejidos abiertos susceptibles de transformarse y densificarse esperando adiciones, ampliaciones y modificación de usos, pero sobre lo existente, con infraestructura y servicios ya dados.


Entre una y otra reflexión, el sucucho nos significa una siempre presente experimentación. Nos deja algunas conclusiones, pero sobre todo preguntas abiertas. Transcurrió y transcurre como un ida y vuelta entre lo que creemos –idealmente- y lo que podemos –concretamente-, y más aún, cómo ese ida y vuelta nos hace repensar lo que creemos, en una siempre constante interpelación a nuestros posicionamientos e ideales frente a lo que entendemos que debemos ser y hacer como arquitectos, frente al rol de la vivienda hoy y frente al interrogante sobre cuál es el ideal de ciudad contemporánea actual.





Planta baja



Entrepiso



 Planta alta



Terraza 



Fachada



Corte



FICHA TECNICA
Obra: El Sucucho
Prooyecto y dirección: Arqs. Elisa Fuscaldo y Sebastián Gómez
Nombre del estudio/colectivo: S.TS Arquitectos
Ubicación: Entre Ríos 4901, Rosario, Santa Fe
Superficie total: 60 m2
Año: 2015/2018

Ubicación:

Street view: