Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto en base a la memoria de los autores.)
Una nueva pieza se posa sobre una vieja casa como un espacio independiente que se articula a partir de un nuevo y estrecho circulatorio vertical dentro del espacio existente. Emerge con un lenguaje contemporáneo y determinado por las nuevas necesidades de quienes lo habitan: una pareja joven con tres niños de diferentes edades: tres, diez y 14 años.
La idea de “posar” este volumen sobre la casa toma relevancia en dos sentidos: el primero, desde lo formal, a través del completamiento del tejido de la manzana, y el segundo, a partir del aprovechamiento de las nuevas visuales: el “nuevo mundo” que transcurre allí arriba, como también de la explicita diferenciación entre lo “nuevo” y lo “viejo”.
El primer acercamiento a la obra supone una coherencia de aproximación al contexto inmediato, en la que se ponen en evidencia dos términos. El primero es el carácter expresivo, donde se plantea la idea de cierre determinando los ritmos de macizos sustentantes que determinan la especificidad arquitectónica. Tal como lo define Mies: “Los muros crean ambientes pero no recintos”.
El segundo término pone de manifiesto tensiones que no son meramente visuales y espaciales sino que obedecen a una toma de decisión en relación al paisaje circundante, y reinterpreta la posición del sujeto como no estático sino que entiende la complejidad contextual.
La idea de filtro independiza el entorno exterior para relacionarse primordialmente con su interior en relación a la espacialidad, pero a la vez toma de ese exterior la experiencia contemplativa del paisaje y lo enmarca a través de las rejas, que a su vez remiten a lógica colonial de sus fases anteriores de la construcción. Es el intersticio como límite, como un filtro donde la idea de cierre y espacio contenido se convierten en efímeros.
Por otra parte, la recuperación de la arquitectura a través de los materiales y la construcción eficiente son las dos cualidades que conllevan a una pieza sostenible. Se plantea una relación simbionte a partir de la estructura que se toma de los techos existentes de la casa original, dándole a esta última una mejoría en sus techos y sus problemas con el agua.
La terraza se toma de la última fase de ampliación de la vivienda, demarcando una nueva lógica de apropiación del paisaje y devolviéndole mejorías de confort a la pieza inferior. La idea de detalle toma relevancia en cada sector de la casa en forma de elementos icónicos y simbólicos, y en la nueva pieza son reinterpretados a través de sus variantes ya establecidas en un marco cultural determinado.
Las columnas metálicas pasan por afuera, mostrando la sinceridad de su lógica estructural (“La pieza se toma de lo existente para ser”). Así, la simplicidad de su lógica como elemento sostenible toma relevancia no solo en las relaciones simbiontes antes explicadas sino también desde la construcción sencilla, que evita problemas en el uso interno de la casa antigua, y también en la velocidad de su proceso constructivo.
Obra: Casa Palos
Autores: AToT- Arquitectos Todo Terreno (Arqs. Lucia Hollman y Agustín Moscato)
Ubicación: Neuquén 850, San Isidro, Provincia de Buenos Aires
Superficie: 60 m2+30 m2 terraza
Construcción Integral: Tomas Costa, Leandro Taboada + Fran (Willy): Arte Discutible
Superficie: 60 m2+30 m2 terraza
Construcción Integral: Tomas Costa, Leandro Taboada + Fran (Willy): Arte Discutible
Forjados en rejas: Fernando Denizio
Albañilería: Gustavo Brítez
Carpinterías: Fernando Della Santa, y Germán Della Santa (Vidrieria Italia)
Fotografías: Manuel Ciarlotti Bidinost
Plazo de obra: 90 dias
Año: 2015
Año: 2015
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