lunes, 31 de julio de 2017

Código de letras

La arquitectura interior de una librería en un centro comercial en Córdoba, a cargo del estudio Montevideo, utiliza elementos reconocibles para atraer las miradas y generar un clima lúdico en relación a la lectura.



Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto basado en la memoria de los autores)

Los requerimientos para el diseño de un local de venta de libros ubicado en el centro comercial Paseo del Jockey, en Córdoba, consistían en que debía tener un pequeño depósito, una sección importante para libros infantiles, una cierta cantidad de islas y la necesidad (dentro de las mismas bibliotecas) de que existiera un sistema para mostrar los libros de frente. El proyecto se plantea lograr mediante un solo gesto fuerte la necesidad de entrar a conocer el lugar, y para ello se definió una biblioteca de 4,5 metros de alto que contempla todo el programa y da la vuelta al local entero incluso a la vidriera.


Por otra parte, la propuesta busca cambiar el paradigma de zonificación de los locales, al pensarlo en corte y no en planta como se suele proyectar. Aprovechando una altura de cinco metros del cielorraso, se definió el sector de depósito en la zona alta de la biblioteca. A la altura del ojo del observador se generó un sistema para exhibir los libros de frente y, en la zona baja, de 90 centímetros para abajo, el sector de niños. A la zona de niños se la pintó de un amarillo en degradé de adelante hacia atrás, con lo cual se buscó crear un recorrido y una fácil identificación de los pequeños usuarios con su sector. Así se logró abarcar toda la librería con las tres premisas.




Para diseñar las bibliotecas, se optó por desestructurar el espacio con cubos de diferentes tamaños que se pudieran ir combinando para generar situaciones variadas de exposición. Para eso, se diseñó una estructura de caños y madera, ya que debía ser una estructura resistente a los 4,50 metros de altura y al peso de los libros. Se utilizaron caños de 40 x 40 milímetros que conformaron marcos cuadrados, los cuales a su vez contienen cubos de madera de fenólico de distintos tamaños, aunque unificados por un módulo de 30 centímetros.

El local, que se cierra de noche con una cortina, se encuentra casi en su totalidad abierto al shopping. Lo que queríamos lograr era que forme parte del paseo que la gente hace caminando por los pasillos y que, de alguna manera, caigan a la librería sin ninguna traba (como una puerta) que inhibe a la gente que simplemente quiere conocer.  Se dejó un pequeño espacio de vidriera para tapar la zona de caja, comunicar los últimos lanzamientos bibliográficos y culminar el gesto de la biblioteca.


La cartelería se resolvió con los mismos materiales de todas las bibliotecas e islas y se colgó en el ingreso con letras corpóreas para que formara parte del contexto. También se tuvo en cuenta a los niños con un cartel de letras amarillas y a su altura, en el que se usó otra tipografía, más infantil.



El concepto general se trabajó en forma conjunta con la diseñadora gráfica. Se buscó el origen de los libros en las letras y caracteres, por lo que se hicieron aplicaciones de distintas tipografías en las tapas de los cubos. Para reforzar esta idea, y como para generar un ícono dentro del local donde el público pudiera sentir pertenencia y sentirse atraído, se recreó el teclado de una máquina de escribir a gran escala como una suerte de grada. Como explican los proyectistas: “Lo más importante en la arquitectura comercial es lograr que la gente quiera entrar al local”.





Planta.


Corte Longitudinal.

Corte transversal.

FICHA TECNICA
Obra: Librería Quade
Proyecto: Pablo Dellatorre + Estudio Montevideo 
Ubicación: Paseo del Jockey, Elías Yofre 1050, Barrio Jardín, Córdoba
Equipo de proyecto: Pablo Dellatorre, Marco Ferrari, Gabriela Jagodnik, Ramiro Veiga
Gerenciamiento de proyecto: Arq. Gabriela Jagodnik
Colaboradores: Antonella Faucher Scataglini, Ignacio Igarzabal
Branding: Clara Quinteros
Superficie: 53 m2
Año: 2017
Fotos: Gonzalo Viramonte




lunes, 24 de julio de 2017

Aprovechar lo viejo, ajustar lo nuevo

La casa Palos, obra del estudio AToT, se posa sobre una vivienda de la década de 1920. Suma lenguaje contemporáneo, liviandad y construcción sustentable.




Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto en base a la memoria de los autores.)


Una nueva pieza se posa sobre una vieja casa como un espacio independiente que se articula a partir de un nuevo y estrecho circulatorio vertical dentro del espacio existente. Emerge con un lenguaje contemporáneo y determinado por las nuevas necesidades de quienes lo habitan: una pareja joven con tres niños de diferentes edades: tres, diez y 14 años.




La idea de “posar” este volumen sobre la casa toma relevancia en dos sentidos: el primero, desde lo formal, a través del completamiento del  tejido de la manzana, y el segundo, a partir del aprovechamiento de las nuevas visuales: el “nuevo mundo” que transcurre allí arriba, como también de la explicita diferenciación entre lo “nuevo” y lo “viejo”.



El primer acercamiento a la obra supone una coherencia de aproximación al contexto inmediato, en la que se ponen en evidencia dos términos. El primero es el carácter expresivo, donde se plantea la idea de cierre determinando los ritmos de macizos sustentantes que determinan la especificidad arquitectónica. Tal como lo define Mies: “Los muros crean ambientes pero no recintos”.



El segundo término pone de manifiesto tensiones que no son meramente visuales y espaciales sino que obedecen a una toma de decisión en relación al paisaje circundante, y reinterpreta la posición del sujeto como no estático sino que entiende la complejidad contextual.


La idea de filtro independiza el entorno exterior para relacionarse primordialmente con su interior en relación a la espacialidad, pero a la vez toma de ese exterior la experiencia contemplativa del paisaje y lo enmarca a través de las rejas, que a su vez remiten a lógica colonial de  sus fases anteriores de la construcción. Es el intersticio como límite, como un filtro donde la idea de cierre y espacio contenido se convierten en efímeros.


Por otra parte, la recuperación de la arquitectura a través de los materiales y la construcción eficiente son las dos cualidades que conllevan a una pieza sostenible. Se plantea una relación simbionte a partir de la estructura que se toma de los techos existentes de la casa original, dándole a esta última una mejoría en sus techos y sus problemas con el agua.


La terraza se toma de la última fase de ampliación de la vivienda, demarcando una nueva lógica de apropiación del paisaje y devolviéndole mejorías de confort a la pieza inferior. La idea de detalle toma relevancia en cada sector de la casa en forma de elementos icónicos y simbólicos, y en la nueva pieza son reinterpretados a través de sus variantes ya establecidas en un marco cultural determinado.




Las columnas metálicas pasan por afuera, mostrando la sinceridad de su lógica estructural (“La pieza se toma de lo existente para ser”). Así, la simplicidad de su lógica como elemento sostenible toma relevancia no solo en las relaciones simbiontes antes explicadas sino también desde la construcción sencilla, que evita problemas en el uso interno de la casa antigua, y también en la velocidad de su proceso constructivo.




Croquis



Implantación en la casa existente.


Axonométrica



ubicación


FICHA TECNICA
Obra: Casa Palos
Autores: AToT- Arquitectos Todo Terreno (Arqs. Lucia Hollman y Agustín Moscato)
Ubicación: Neuquén 850, San Isidro, Provincia de Buenos Aires
Superficie: 60 m2+30 m2 terraza
Construcción Integral: Tomas Costa, Leandro Taboada + Fran (Willy): Arte Discutible
Forjados en rejas: Fernando Denizio
Albañilería: Gustavo Brítez
Carpinterías: Fernando Della Santa, y Germán Della Santa (Vidrieria Italia)
Fotografías: Manuel Ciarlotti Bidinost
Plazo de obra: 90 dias
Año: 2015


lunes, 10 de julio de 2017

Los arquitectos que construyen el presente

Cuatro profesionales de 40 años con distintas prácticas profesionales coincidieron en lo esencial: la escala urbana, la importancia del espacio público y la deuda con la sociedad. 

Arquitectos de 40 años: Grimaldi, Faiden, Flores y Couto.



Por Ariel Hendler para ArquiNoticias


Cuatro destacados arquitectos de 40 años (XL, en números romanos), ni tan jóvenes ni tan veteranos, dialogaron sobre los avatares de su trabajo, que también es su pasión. Fueron de la partida Gonzalo Couto, del estudio Bodas Miani Anger & Asociados (BMA), quien ofició de anfitrión en su oficina de la torre Consultatio BBVA, obra que tuvo a su cargo; Marcelo Faiden, socio de Adamo-FaidenJuan Martín Flores, socio de SMF (Speroni-Martínez-Flores), de La Plata, ganadores de numerosos concursos en el país y el exterior, y Arturo Grimaldi, director de Proyectos de la desarrolladora Consultatio. En suma, cuatro personalidades y prácticas que representan la variedad de formas de vivir la profesión.


Torre Banco Francés, del estudio BMA, de la cual Gonzalo Couto fue project manager.


En el caso de Couto, como él mismo explica, desde muy joven tuvo la oportunidad de hacer las cosas “a lo grande”. De hecho, cuando todavía era estudiante en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) tuvo a su cargo la dirección obra de ampliación del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, también con proyecto de BMA. “Después de eso, ya no le tuve miedo a nada”, cuenta. Ya recibido, cumplió la misma función –a veces combinada con la de proyectista y gerenciador de proyectos- en varios centros comerciales y otros emprendimientos. Por caso, la flamante torre vidriada del Banco Francés en Leandro Alem y Córdoba, donde transcurre la charla.



Archivo Histórico de Geodesia, en La Plata, de SMF, ganador del Concurso Provincial (2016).


Distinta es la experiencia de Flores, también formado en la UNLP, que comparte el estudio con dos arquitectos que antes fueron sus profesores. “Funcionamos como una usina de ideas, le damos gran importancia a la reflexión sobre la disciplina y entendemos que los concursos de arquitectura son una excelenteoportunidad  para plasmar toda esta producción intelectual previa”, explica. Entre los que ganaron, se cuentan obras de gran importancia institucional como el edificio Anexo de la Cámara de Diputados bonaerense y, más recientemente, un barrio de viviendas en Ruichang, China, aún sin construir. “Nuestra generación tiene la capacidad de aportar una frescura intelectual y una búsqueda distinta”, opina.


Casa Jose Ignacio, de GrimaldiNachtarqs, en la costa de Uruguay.


Grimaldi, en tanto, asegura que haber cumplido los 40 años de edad lo hicieron “sentir mejor con la arquitectura, más aplomado y seguro”. Y dice sentirse sumamente identificado con el territorio en el que le toca actuar: “Tengo una relación muy profunda con mi geografía, me siento un arquitecto rioplatense y me gusta absorber toda la información posible sobre esta región para poder expresarla”, asegura. Explica que su trabajo en Consultatio, la desarrolladora de las “ciudades-pueblo” Nordelta y Puertos, consiste en asesorar en temas de urbanismo, arquitectura e identidad visual a los arquitectos que trabajan en ellas: “Lo que hago abarca todas las escalas del diseño,  desde un master plan hasta un portón”, agrega. Además, ejerce en forma particular como socio del estudio Grimaldi-Nacht.


Plaza Catalinas, de Adamo-Faiden, junto a la Torre Banco Francés.

Faiden, como socio de un estudio bien conocido por su abordaje audaz y descontracturado de la arquitectura, se muestra partidario de la independencia respecto de los avatares de la edad y la geografía: “Nuestro estudio no trata de situarse en una ciudad o un momento determinado, sino de ser libres para enfrentar el presente a partir de un marco de referencias que trascienden momentos y fronteras”, explica. Por otra parte, reivindica la posibilidad de hacerse fuertes en situaciones desfavorables: “Un terreno común y corriente en cualquier ubicación y con el presupuesto más ordinario, o la ampliación de una casa existente pueden ser el mejor escenario para la batalla que queremos dar”.


Hall de entrada de la Torre Banco Francés (BMA).

En una sintonía parecida, Couto da a entender que el hecho de haber trabajado casi siempre a proyectos de gran envergadura no lo convirtió, como podría pensarse, en un devoto acrítico de la escala monumental. “Es necesario repensar si el modelo de desarrollo actual de la arquitectura es el que tenemos a la vista –reflexiona, mientras señala las grandes moles de Puerto Madero, visibles a través del ventanal de su oficina con vista al río-, o si más bien tenemos que empezar a dosificar y tender a una ciudad más pareja.”


Viviendas Villa Olimpica 2018, proyecto ganador del estudio SMF, actualmente en obra en Villa Soldati, Buenos Aires.

Grimaldi cuenta que en la actualidad se encuentra abocado a conseguir la integración de Nordelta con los barrios poco favorecidos que la rodean, tarea que realiza junto al célebre urbanista danés Jean Gehl. “Queremos revalorizar la calle, el espacio compartido y el transporte público, todo eso de lo que mucha gente tiende a aislarse por miedo a la inseguridad”, grafica.


Remodelación y ampliación del Aeroparque Jorge Newbery, por BMA, con dirección de obra de Gonzalo Couto (2002-2012).

Flores, en tanto, enfatiza la deuda que, a su entender, los arquitectos tienen con la sociedad: “Hay establecer los mecanismos por los cuales nosotros, que nos formamos en universidades públicas, podamos dar todo lo que podemos dar a la sociedad que nos pagó nuestros estudios, por ejemplo haciendo algo para resolver la situación del 30 por ciento de la población que vive en villas. Pero esa es una responsabilidad también del Estado, porque yo puedo tener la mejor intención, pero solo no puedo hacer mucho”, razona.


Casa Martos, de Adamo-Fainde en Villa Adelina, Provincia de Buenos Aires (2012)


Faiden le responde desde su propia experiencia, a modo de conclusión: “Lo que pasa también es que muy poca gente sabe lo que un arquitecto puede brindarle y cómo puede mejorarle su vida cotidiana. Es una deuda que tenemos nosotros de saber comunicar lo que podemos hacer por los demás”.

domingo, 9 de julio de 2017

La construcción del cambio social

En el proyecto Ciudad Roca Negra, el estudio del arquitecto Ariel Jacubovich se planteó el desafío de pensar un proyecto de arquitectura comunitaria y equipamiento urbano junto a un movimiento social, indagando nuevas formas democráticas y participativas de hacer ciudad.



Por Ariel Hendler para ArquiNoticias
(Texto en base a la memoria de los autores)



Durante décadas el urbanismo y la planificación estuvieron ligados a las decisiones de oficinas técnicas. Recién en los últimos años hemos visto emerger la idea de un urbanismo consultivo, en un intento por democratizar las decisiones que se toman sobre la ciudad. Sin embargo, estos casos corren el riesgo de volverse solamente mecanismos de legitimación de la toma de decisiones de arriba hacia abajo. El desafío consiste entonces en lograr que los sistemas de involucramiento y participación se vuelvan realmente mecanismos de generación de consenso y no simplemente simulacros sobre el rol activo de los ciudadanos. Es decir que la participación no se limitara a abrir ciertas decisiones al debate en la comunidad, sino que los recursos estatales y la gestión de estos recaigan directamente en manos de los sectores populares organizados.



Unos corazones dibujados en un afiche conmemorativo de la "Masacre de Avellaneda" (2002) se redibujaron para convertirlos en una formalización material-organizativa.


El proyecto Ciudad Roca Negra se planteó el desafío de desarrollar un proyecto de arquitectura comunitaria y equipamiento urbano junto a un movimiento social organizado, indagando nuevas formas democráticas y participativas de construir ciudad. En mayo de 2009 el estudio Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura fue convocado por integrantes del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) y del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús a pensar un proyecto para el predio de una extensión de casi tres manzanas de la ex fábrica Roca Negra, ubicada en el barrio de Monte Chingolo, partido de Lanús. Ya se había conseguido suspender su desalojo y presentar un proyecto de expropiación que declarara de utilidad pública a todos los bienes involucrados. 

https://youtu.be/ohZRn6_9kQI?t=204


Una de las características distintivas del FPDS y el MTD-Lanús es que se organizan de manera horizontal, y que la toma de decisiones se realiza de forma democrática a través de asambleas. Así se decidió que Roca Negra debía alojar una multiplicidad de programas, algunos que ya funcionaban y otros que al momento resultaban utópicos pero que movilizaban tanto la imaginación como las energías de transformación. Allí funciona, entre otros emprendimientos productivos, la bloquera fundada por Darío Santillán, el joven militante del MTD de Lanús asesinado hace 15 años 
por la Policía Bonaerense, junto con Maximiliano Kosteki, el 26 de junio de 2002.



Sin embargo, en ningún caso se incluía la construcción de viviendas o de programas privados. Fue a partir de estas primeras decisiones generales consensuadas que los arquitectos comenzaron a llamar al proyecto "Ciudad Roca Negra", reconociendo en el nombre que lo que se proponía era generar las condiciones de intercambio positivas que plantea lo urbano, es decir, justo lo que falta en estos contextos periféricos del Conurbano. 

Todas las decisiones del proyecto se tomaron en asamblea.

Durante más de cuatro años se desarrolló un proyecto que fue transitando diferentes instancias según fueron variando las necesidades y posibilidades. La primera instancia fue la de las “asambleas de proyecto”, donde lo que se buscaba era llegar a un plan general consensuado, generado en forma conjunta por la comunidad y los arquitectos. Desde un primer momento los profesionales fueron dejando de lado el rol tradicional del arquitecto como proveedor de formas y propuestas proyectuales, y se abocaron a desarrollar instrumentos de visualización y toma de decisiones que se implementaban en las asambleas, a través de prácticas deliberativas.

La cocina en construcción.

La siguiente etapa, una vez consensuado en forma provisoria el proyecto general, fue la de la construcción de “unidades” o partes acotadas y sectorizadas del proyecto: la plaza de juegos pública, la cocina y comedor comunitario, el bachillerato popular, los espacios culturales y de emprendimientos productivos, los lugares destinados a recreación y los accesos y circulaciones. 

Area de recreación.

En base a esta experiencia, concluida en 2013, a los profesionales convocados les quedó claro que el rol tradicional del arquitecto y la figura del encargo podía desplazarse hacia campos donde la autogestión y la convivencia no jerárquica entre especialistas y no especialistas se vuelvan determinantes. Esto significa que la arquitectura como herramienta de transformación puede aportar un conocimiento específico y a la vez mediar en la construcción de las condiciones que hagan posibles esta transformación.


Predio Roca Negra, en Monte Chingolo (Lanús)
Planta.




Plan de reconstrucción y ampliación de la cocina existente de la ex fábrica Roca Negra.


Area de acampe y comedor al aire libre.




FICHA TECNICA
Ciudad Roca Negra
Ubicación: Camino General Belgrano 4431, Lanús, Provincia de Buenos aires.
Superficie: 2 hectáreas y media.
Año de proyecto y construcción: Mayo de 2009 a Junio 2012.
Organizaciones: Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús, Frente Popular Darío Santillán
Desarrollado por: Ariel Jacubovich | Oficina de Arquitectura
Proyecto: Ariel Jacubovich, Inés Ariza, Leandro Cappetto y Martín Alvarez.
Colaboradores y estudiantes pasantes FADU: Martín Flugelman, Pedro Magnasco, Paula Canavese, Florencia Sciutto, Magdalena Tagliabue, Lucia Cappetto, Libertad Baldiviezo, María Victoria Recabarren, Daiana Cazaubon, Ana Lia Frank, Soledad Silva Gonzalez, María Laura Gonzalez, Antonella Crespo, Cecilia Segal y Rosario Talevi.
Celine Cassourret, Francisca Tapia, Anita Pouchard Serra, Carolina Saldarriaga, Carolina Acevedo,
Desarrollo: Ciudad Roca Negra y su dinámica de trabajo devino en la conformación de la plataforma C.A.P.A colectivo arquitectura pública asamblearia.
Fotos: Archivo Ariel Jacubovich / Oficina de Arquitectura.